Días atrás tras
al ver un post de una feria con sus juegos y parques, recordé la casa del
terror que estaba en el parque de mi ciudad. Sus diferentes trucos, maniquís y
espejos, hacían juego con la oscuridad para crear una atmosfera de miedo, todos
nos gustaba ir allá, muchas sabíamos que no era verdad y que de seguro nada nos
pasaría, pero siempre íbamos por el ambiente que se creaba alrededor de todo
eso.
La realidad
es que justo antes del divorcio de mis padres nuestra propia casa se transformó
en la mansión del terror, abusos, malas palabras, groserías, golpes, ironías y
todo el paquete que hacían de nuestro antiguo hogar la casa del terror. Recuerdo
un día que peleaban mis padres, y mi papá tomó una plancha como arma, cuando la
levantó yo tomé el cable para evitar que golpeara a mi mami, así que cuando el
cable se tensionó la plancha saltó de su mano y golpeó mi cara.
Ya no había
risas, en aquella casa, todos caminaban sin hacer ruido, creo que las risas escaparon
por la ventana tras la última pelea. Me recuerdo a mis 6 ó 7 años diciéndole a
mi papá que esa comida no me gustaba, lo último que recuerdo de esa escena es a
mi papá estrellando mi plato de comida en mi cabeza, el plato rompiéndose en
varios pedazos y yo llorando bañado de arroz.
La forma
más fácil para destruir la vida de tu hijo es maltratar a tu pareja, ahora ¿Cuántos
tipos de maltrato conoces? Violencia psicológica, Sexual, Patrimonial y económica,
Simbólica, Domestica, Acoso y hostigamiento, Laboral, Obstétrica, Mediática, Institucional,
verbal, entre otros.
Es como si
tu hijo estuviese al borde del precipicio de la vida, y cada vez que maltratas
a tu esposa lo empujas un poco más hacia el abismo. Tu hijo no tiene la
capacidad de decirlo, él hará lo máximo por combatir eso pero al final se dará
por vencido, sucumbirá tras ese maltrato y hacia su destrucción.
Pero ¿en qué
desencadenará todo eso? La realidad es que no lo sabemos, pues este maltrato
puede dar como resultado toda una gama de trastornos y problemas en el niño. Desde
homosexualidad, masoquismo, maltrato doméstico, baja autoestima y muchísimas cosas más.
Pero ¿Qué hacer?
Lo primero es reconocer que tienes un problema. Es muy común ver a esas
personas gritonas que les fascina subir la voz diciendo, “YO NO ESTOY GRITANDO,
YO HABLA ASÍ”. Recuerdo una vez que una pareja venía a mi consultorio, y el
esposo era un gritón pero él decía lo mismo. Así que le pedí a su esposa que se
alejara un poco, me acerque y en voz baja le pregunte a él, ¿alguna vez has
traicionado a tu esposa? Y él bajando mucho la voz me dijo “si varias veces”, y
yo en voz baja le dije, “te das cuenta que si puedes hablar en voz baja”.
La realidad
es que podemos modificar toda nuestra conducta, desde las palabras hasta la
acción.
Lo segundo
es buscar una motivación. Muchas veces la motivación no te llega de una vez,
esto puede ser por baja autoestima, así que puedes buscar otros motivadores
para el cambio. En este caso te sugiero que la motivación sea en bienestar de
tus hijos.
Es tan fácil
destruir a tus hijos, que cosas muy sencillas lo pueden lograr, esto te debe
obligar a cambiar. Quizás tengas razón en que la conducta de tu pareja te
detona, quizás él o ella son una pesadilla, pero por el amor a tus hijos deben
aprender a controlar sus impulsos.
Lo tercero
que debes hacer es practicar la conducta que desea cambiar. Esto lo puedes
hacer con tu terapeuta, con un amigo o con tu pareja. Lo puedes lograr
conversando sobre la conducta que deseas cambiar, y debes establecer una
palabra que te recuerde lo que propusiste cambiar. Por ejemplo entre mi esposa
y yo cuando alguno está actuando de manera grosera o inadecuada el otro le dice
“recuerda, estas discutiendo con la persona que más te ama” y el otro debe
cesar en su discusión.
Es posible
salir de la casa del terror. Tus hijos lo merecen. No los lleves al precipicio.
Muchas bendiciones
Soy Franklin
Díaz Tabares y estoy a sus órdenes.
Violencia
simbólica