Date un chance.
Muchas veces tomamos decisiones apresuradas que
nos salen de maravilla, como cuando decidimos a último momento o de imprevisto
irnos a la playa, y quizás en contra de todo pronóstico nos embarcamos en ese
viaje sin importarnos si las condiciones son las más favorables posibles. Luego
en la playa no nos importa si nos hizo falta algo, si se quedó la toalla, o si
se nos olvidó alguna otra cosa que mejoraría el viaje, y al final podemos
contar una maravillosa historia de cómo alocadamente salimos hacia la playa y
disfrutamos mucho con poca planificación, y orgullosamente podemos esgrimir
aquel dicho popular ¡es que las cosas con poca planificación salen mejor!
Quizás para ese tipo de viaje de muy corta
duración, en el cual sabemos que tarde o temprano volveremos a la realidad de
nuestra vida y conseguiremos la toalla olvidada y las condiciones ideales, es válido
trabajar con poca planificación, e incluso la mucha planificación para estos
eventos cortos pareciera que por el contrario estorban más que ayudar.
Pero cuando hablamos de eventos para toda la
vida, o por lo menos que se consideran para toda la vida debemos darnos un
chance, debemos sopesar todas las variables disponibles, de modo que dejemos
muy pocas preguntas sin responder.
Tristemente queremos aplicar la improvisación
en todo caso, y debemos entender que en cosas que duran para toda la vida la
planificación es ideal. Las profesiones, el matrimonio, los estudios, la
eternidad, son cosas que escogemos para larga duración y debemos darle la
importancia que merecen. Un buen filtro para ello debe iniciar por la planificación
de tu sueño de vida, si no sabes para dónde vas, entonces ya llegaste, hasta
allí vas a llegar.
Siendo así lo primero es encuadrar lo que
quieres lograr en tu vida, no estoy hablando de profesión o de estudios, ni
siquiera de lo que quieres hacer toda la vida, sino que estamos hablando de cómo
quieres pasar a la eternidad, cómo quieres ser recordado.
Para ello será muy útil enfocar el final de tu
vida, pensar en ese día de tu muerte y de quienes quieren que estén allí dándote
ese último adiós. Esta práctica te ayudará a saber quiénes son importantes para
ti, puedes enfocar no solo en personas que existen en este momento como
hermanos y amigos, sino que puedes enfocarte en las personas que aún no han
llegado a tu vida como cónyuges e hijos si fuera el caso.
Luego de visualizar quienes estarán allí
debemos pasar al segundo plano y pensar ¿Qué te gustaría que ellos dijeran de
ti? ¿Cómo te gustaría que te recordaran? ¿Qué dirán tus nietos? Respondiendo estas
pocas preguntas puedes tener un contexto local de lo que quieres que las
personas allegadas piensen de ti.
Pero podríamos elevar el nivel respondiendo la
siguiente pregunta ¿Cómo quieres que tu país te recuerde? ¿Cómo pasaras a la
historia o como trascenderás en la historia?
En este momento tendrías en tu mano una declaración
de propósito, podrías tener una aproximación de cómo te gustaría trascender. Transforma
este pensamiento en una oración de la cual se pueda hacer una declaración de
propósito. Por ejemplo, si quieres ser recordado por tu vida ejemplar podrías
hacer una declaración como: “Ser un hombre de ejemplo para mi familia, amigos y
país”.
Ahora vamos a la segunda parte de este
ejercicio.
Luego de tener la declaración más o menos esbozada
debes transformarla en un sueño. ¿Cómo lo hago? Sencillo, súmale tus anhelos,
lo que tú quieres hacer o te gusta hacer. Días atrás conocí un joven
maravilloso que le fascina la veterinaria, ama los animales, y estudia administración.
QUEEEEE!!!!!!!!!!!
Yo pensé lo mismo, ¿Por qué razón si amas una
cosa te dedicas a otra????
Yo podría entenderlo en algunos casos, como
cuando estas estudiando algo que te apasiona y debes trabajar en algo que no te
gusta, eso es lógico, pero nunca, nunca, nunca estudies algo que no te guste o
que no vaya directamente proporcional a tu pasión.
Ahora escribe tu sueño, teniendo en cuenta lo
que te gusta, unido a lo que quieres lograr empieza a escribir. Luego debes
buscar esa persona que te ama y cree en ti, muéstrale tu sueño y espera su
respuesta, y si esa persona que te ama y cree en ti te dice “dale tu puedes
lograrlo, sigue adelante, entonces déjame decirte que ese sueño tuyo no sirve
para nada. Pues el sueño debe ser algo tan grande, tan maravilloso, tan espectacular
que ni siquiera la persona que más cree en ti crea que es posible de lograrlo.
El sueño debe ser algo por lo que valga la pena
morir, pues si no vale la pena morir por ello, no vale la pena vivir por ello.
Ok entendamos que ya hiciste tu sueño. Ahora quiero
que veas que edad tienes 20, 30, 40, 50, 60….???? Cual es el problema, el saber tu edad será
importante para determinar cuánto tiempo te queda para lograr ese éxito.
¿Tienes 20 quizás? te quedan 50 años para
lograr tu sueño. ¿Tienes 50? Quizás te quedan 20 años, y ¿Cuántas carreras
universitarias puedes lograr en 20 años? ¿Cuántos países puedes visitar? ¿Cuántos
idiomas puedes aprender? ¿Cuántas empresas puedes fundar? Todo dependerá de tu
motivación.
Dejémoslo por ahora hasta aquí, y pronto tendremos la segunda entrega de este
escrito, Dios les bendiga, soy el pastor Franklin Díaz Tabares y estoy a sus
órdenes.
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